Soy mujer, no rebelde.

Paré de esconderme. 
Porque sí.   
Porque ¿de quién me escondo?
 ¿A quién le perjudica? 
¿A qué le temo?
Hice un alto, 
a las palabras incómodas, 
porque no tengo un porqué,
para recibirlas como si no afectaran.
Guardé las sonrisas, 
esas que no quiero dar; 
esas que me han dicho que debo soltar, 
porque es lo que una mujer "debe"  hacer.
Soy grosera y malhumorada,
y seria.
Soy egoista e imponente.
Digo NO cuando quiero, 
y olvido como ser sumisa. 
Mantengo la mirada 
y la sostengo hasta el final. 
Mi frente erguida con orgullo de ser.
Voy con el viento contra la cara. 
Sin pena a ser como me da la gana. 
Abro la boca y dejo mi lengua actuar; 
sin temor, ni vergüenza 
a lo que me apetezca hablar.

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar