Dejarte ir

Podría dedicarte miles de letras, palabras que describan metafóricamente lo que siento, o simplemente, que te digan a ciencia cierta lo que estoy sufriendo, pero entiendo que ya no te importa; no me lo has dicho, ni lo supongo; lo afirmo.

No debería importarte, ni a mi tampoco.

Juraba que era Dios quien te puso en mi camino, y lo sigo jurando, pero me pregunto ¿Quién te quitó de el?

Puede decirse que el amor propio es de Dios, puede decirse que el pensamiento de dejarte ir es de Dios.

No sé donde estoy parada; bueno si, pero haberte dejado ir me tiene en una relación de amor y odio. Me amo, me odio.

Dejarte ir, fue soltar la cuerda para poder volar libremente, pero qué complicado se me hace volar ahora sin ti a mi lado.

Pero vale una mierda, porque ya no importa.

En caso de que te lo hayas preguntado, aún te dedico mis noches en vela y algunas lágrimas mañaneras, que hubiese cambiado por pasión y besos a tu lado.

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar