Yo lo cargué, por ti.

Me pediste que lo controlara, 
que podía hacerlo.
Te juré libremente que ya lo hacía,
lo que no sabías;
es que me rompiste el corazón
y mis ojos no quisieron callarlo,
sin embargo mantenía la presión
al controlar mi lengua quieta
y la boca cerrada,
mientras mis manos
consolaban a toquecitos mi pecho.
A lo mejor lo controlé bien,
porque esa noche
descansaste como siempre,
mientras yo cargaba en vela
el insomnio de que te libraste
al no darte cuenta.

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar